El
nueve de febrero habría sido tu próxima revisión.
Un
monstruo impronunciable no te dejó asistir.
Y
reza en la carpeta blanca la fecha,
Como
esa promesa que sabe que no será cumplida.
Pero
que se escribe igual.
No
recordaré los días anteriores.
No
tu rostro vacío y durmiente
Tras
soltar tu último aliento.
Prefiero
recordar el nueve de febrero
Que
nunca viviste,
Para
hacerme un espejismo de tu sombra junto a mí.
Hay
mentiras que, de necesarias,
Valen
más que cualquier verdad:
Y yo
vivo en un mentiroso nueve de febrero
Jugando
contigo en una infancia oscura.
O
ese en el que te espero en el portal,
Cuando
regreses de tus viajes.
Incluso
en el que me iba contigo en verano o Navidades.
Para
mí todos los días volverán a ser
Nueve
de febrero…
Y no
hubo día que no lo fuera en realidad.
Amaneceré
siempre a tu lado hoy que te has ido.
Mi
calendario no se romperá jamás.
Hoy,
ayer y siempre,
Será
ese nueve de febrero
En
la consulta de oncología.
Hoy
reluce en mí tu sonrisa.
Hoy
arde en mí tu memoria.
Hoy…
Soy
tu vivo retrato siguiendo tus huellas rotas.
Miguel Díaz Romero (c) 2017
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