lunes, 27 de mayo de 2019

El origen de los vampiros

Extracto de la página 63 de "El sonido del triángulo":

Víctor y Florin eran espectadores de lo que ocurría a su alrededor. Los personajes de ese teatro tridimensional del subconsciente dormido del ex presentador de televisión no podían “verles” a ellos.
            La diosa Asherah, Ashertum para los mesopotámicos, se había alzado en ira contra sus sacerdotes aquel año porque éstos no presentaron holocausto agradable en su altar; las cosechas habían sido penosas, y el ganado diezmado a causa de la sequía y el hambre. Por lo que Ammurapi, el Rey de Ugarit en esa época, había decidido que ese año no se quemaran los diezmos en el Templo de Asherah. Ante tal afrenta, la diosa decidió emerger de las profundidades de la Tierra, donde moraba, y castigar personalmente a los hombres. Pero uno de los sacerdotes de Asherah, llamado Jared, anticipándose a los hechos, decidió junto con su familia hacer un pacto con la diosa para que ésta no acabase con él y los suyos. Todo esto lo estaban viendo Florin y Víctor mientras acontecía; transformándose el escenario inicial, como presos en una película histórica. Para ello debían ofrecer sacrificio, pero esta vez humano pues la colérica deidad no aceptaría uno menor dada la ofensa del pueblo de Ugarit. Así, Jared eligió a la más joven de sus diez hijas para que sirviera de holocausto e incienso aromático a la diosa Asherah. La ató de pies y manos, desnuda, sobre una mesa de piedra y, practicándole un corte pequeño en las dos muñecas, la desangró en presencia de su esposa y las nueve hermanas mayores de la joven. Así como de los esposos e hijos de éstas. Después, y cuando ya la divinidad había empezado a matar ahí afuera, repartió la sangre de la virgen en cuencos y dio de beber a todo su linaje. Finalmente, y con las sobras de la sangre tras beber él mismo, pintó una equis en el quicio de la puerta de su casa.
            Cuando Asherah pasó por allí y vio la marca hecha por Jared, decidió aceptar el holocausto sangriento; pero pronunció la maldición que dio origen al ‘homo nocturna’, continuando ésta hasta nuestros días…
-Por haberme dado la vida de tu hija, Jared hijo de Faret, no te quitaré la tuya… pero yo os condeno, a ti y a toda tu sangre, a no volver a ver la luz del Sol; pues de cierto moriréis; y a alimentaros sólo de sangre y no conocer sino la desdicha, el vacío y las tinieblas más allá de las sombras de la muerte.
            Asherah, tras pronunciar aquella última palabra; vestida con una túnica de tela azul cielo traslúcida que dejaba ver sus femeninos encantos, y con una tiara de oro y piedras preciosas coronando su cabello negro y rizado, enmarcando su rostro eternamente joven de piel morena persa; se echó a reír a carcajadas, mostrando una dentadura blanca de largos colmillos superiores y, con los ojos sin pupila encendidos en fuego, provocó la llama en el cuerpo inerte de la hija menor de Jared. En cuestión de segundos, un humo denso y negro inundó la casa del sacerdote. Todos cayeron muertos por asfixia…
            …despertaron horas después. Asherah había regresado a su hogar en el Inframundo. Ugarit había quedado despoblada: nadie había quedado vivo, ni entre los soldados, gobernantes, civiles y esclavos. Los cadáveres atestaban el suelo de las calles y las casas. En cuanto a Jared y los miembros de su linaje, con la noche luciendo en lo alto, se cercioraron de que sus pulmones ya no respiraban y que sus corazones habían dejado de latir… se habían convertido en los primeros no-muertos vampiro de la Historia.

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