viernes, 4 de septiembre de 2020

2020: El año del virus, primera página

 

"Repaso de nuevo con mi mirada la lápida conjunta y me pregunto si ésta era su voluntad. Siempre supuse, porque no solíamos hablar de ello tan a menudo como pueda creerse, que mi padre habría preferido que sus cenizas hubieran sido esparcidas en el monte… para darle verde a los pinos y amarillo a la genista como en la canción. De lo que sí puedo estar seguro es de que mi madre era más tradicional para este tipo de cosas… la muerte puede ser un tipo de cosas. Las dos urnas se quedarán atrapadas tras el mármol para siempre, en el nicho oscuro del olvido cuando yo deje de recordarles. Como hijo único, poco más puedo hacer por mi familia que mantenerles en mi memoria hasta el último de mis días, fueren cuantos fueren.

 

No ha venido ningún cura. Hemos sido ateos desde antes de que se inventase el
concepto. Mis primos me besan y abrazan. Mis tíos por parte de padre me dicen que
estarán ahí para ayudarme en lo que sea. Mis tíos por parte de madre me dicen que siga
visitando a mi abuela los fines de semana, que me avisarán de en qué casa está cada tres
meses. No hay exequias ni réquiem. Y yo no tengo ganas de discursos in memoriam…
ni si quiera me pregunto por qué porque lo sé: un borracho ha estampado su coche de
forma frontal y en quinta contra nuestro Opel Vectra de dos mil cinco. Fin de la cita.

Mi padre adoraba ese coche. Recuerdo cuándo lo compramos, nuevo y a tocateja. Había estado ahorrando, mientras me pagaba la carrera a pesar de las becas, durante años para comprarlo sin tener que pedir un préstamo. Fuimos a Albacete sólo para probar la sexta en una recta. Luego sacaron lo del control de crucero y todo ese rollo… pero mi padre siempre decía lo mismo cuando veía un automático con todos los extras: “eso no es conducir”. Mi reflejo sonriendo al recordar aquel día me obliga a reaccionar: si alguien me viera esbozando una sonrisa en lugar de bañarme en un paño de lágrimas, pensaría que no tengo corazón. Asunto que no puedo permitirme en el sepelio de mis padres rodeado de toda la familia y amigos.

 

Sí, la muerte es un tipo de cosas. Nos guste o no. Y yo me enfrento a ella a diario.
            Es febrero de dos mil veinte, me llamo Samuel y soy internista de urgencias en el Hospital..."
 

 Novela corta dedicada al  personal sanitario de todo el mundo, ambientada en el 

Estado de Alarma en España entre febrero y julio de 2020. Narrada en primera

persona y en presente...


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