Ya.
Se acabó.
Este es el final hasta el próximo acto.
Se cierra el telón.
Uno negro y cansado.
He dado mi vida, mi vida entera, a un sueño desmoronado.
Tardes sin descanso frente al ordenador o paseando la libreta.
Noches en vela dando forma al Rosas, a Juan José, a Víctor...
He volcado mi alma en cada letra,
cual sangre negra,
nunca bastarda,
heredera,
que puebla mi biblioteca.
Pero hasta aquí.
Ya no me apetece...
no es un bloqueo,
no es que no tenga nada que contar
ni que mi imaginación infantil me haya dejado atrás
en el carrusel de los pensamientos...
no... es una decisión tomada conscientemente consciente.
No puedo luchar contra la realidad
aunque alguna vez haya creído que sí.
No soy el superhéroe ni jamás quise serlo...
no lo pretendí...
siempre he sabido cuál es mi papel en el cómic del mundo:
un villano entre los Hombres,
silencioso,
que mata con la palabra a los adalides de un Universo más trágico que cómico.
Nacht und nebel,
pero definitivo... sí, al menos hasta el próximo acto.
Si no quieren leerme,
si tengo que gastarme una pasta para un anuncio photoshopeado en Instagram,
si mi palabra no tiene voz, pues para ello necesita de un oído que la escuche,
mejor me callo.
Quise ser poeta, novelista,
me ilusioné y auto convencí que algún día viviría de esto...
iluso,
idealista,
animalico,
pobre de mí.
No lo digo con desdén aunque lo parezca:
no puedo escribir patrañas eróticas,
ni una novela de zombis,
ni si quiera un thriller trillado con argumentos pseudo históricos,
no busquéis polémica en mis letras
ni correcciones políticas que vayan con el malogrado signo de los tiempos...
Sólo puedo escribir mi carne,
y al parecer es solamente bocado gustoso a los caníbales adecuados.
Es mi sangre, sí... huyendo de mi sangre.
Al décimo hombre le ha dado por dibujar.
Ya no hay amanecer para mí
en un mundo censurado,
roto,
que asustaría si no fuera tan infame.
Me mudo a Seattle de por vida.
Veré a los albatros alzar el vuelo en la bahía,
sobrevolar el skyline de Vancouver.
Te cogeré de la mano, helada, y tomaremos un chocolate caliente en el Rosie's.
Viviré eternamente en 1212, donde no haya nadie que no seamos tú y yo.
Abandono,
dolido,
hastiado,
adiós.
Miguel Díaz Romero, a 4 de marzo de 2021.
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