jueves, 6 de julio de 2023

Queridísima Andrea, Carta número 13

 

Mi muy queridísima Andrea,

Han pasado días desde que te escribiera por última vez. Disculpa si no he tenido tiempo de dedicarte unas palabras de amor… entre la angustia y sobre el hedor a muerte.

No puedo dormir por las noches pensando en que jamás te haya llegado alguna de estas misivas. En el fragor de la batalla, en el campo de guerra, veo tu rostro sonriente en todas partes cuando logro respirar pacientemente tras dibujar arcos carmesí del enemigo en el aire. Pero una lágrima gélida asoma del espejismo de tu faz, etérea y sombría, siempre que apareces… ¿es posible que tu viva imagen congelada, con una sonrisa fría y lágrimas a punto de verterse sobre tus mejillas sea un mensaje de la Providencia? Debo escapar de este lugar.

He pensado mucho sobre esto las últimas noches. Mi pulso se acelera, mi respiración asciende a un ritmo de hiperventilación, mis sentidos se agudizan y mi furia asesina se multiplica a espadazos y disparos sin sentido en la danza macabra que es el combate. Mi corazón no late por el ansia de la victoria y la adrenalina de la matanza… no… late por ti, y si es por ti que late, debo estar contigo. Y no aquí, destrozando ciborgs y liquidando sucios yrkanii.

Mi fe en el Emperador está decayendo pues se alza mi fe en nuestro mutuo amor, que no tiene fin.

Si es la Gloria la meta que me espera al final del camino, mi Gloria será magna junto a ti. Y no habrá victoria ni leyenda mayor que volver a besarte, estrecharte entre mis brazos y hacerte feliz.

Voy, si los hados me lo permiten, a huir… ya he empezado a planearlo… te escribiré desde mi próximo punto en mi escape, en mi desertar, en mi exilio voluntario, camino de tus labios.

Quien redujo el Cosmos a tu mirada,

6 de julio de 2197. La Vanguardia.


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario