domingo, 7 de diciembre de 2014

Ríos de gasolina



Bajo el cielo siempre negro,
De tormentas embravecidas en torno al volcán,
Duermen los cuerpos de los muertos.
Es como si los siglos todavía no hayan pasado,
Y un Caín amenazante sostenga la piedra
Con al cual asesinarán a todos los hermanos.

El mundo se ha colapsado de ira,
Fecundo está de todas las desdichas;
Embriagado con la sangre que cubre hasta el freno de los carros,
Millones de estadios.

Sostienen verdugos negros filos adamantinos,
Que burlan la paz en las pantallas del circo.

Hablando de amor:
Seguimos pequeña siendo mariposas encendidas,
Cuales campanillas de fuego
Germinan zumo de frutas.

Hay obreros altos que ya no escuchan
La música gloriosa de las galeras.
Ya no rompen en llanto las madres
Al ahogarse sus vástagos
En ríos de gasolina.

Qué ha sido del monte, padre;
A dónde emigró la risa…
Sé por qué se auto exilió la verdad
Y los espíritus del tiempo y del bosque sollozan.

…he escrito las letras…

Mirando al mar, veo sus guadañas
Sedientas del Caos.
Son esclavos del Leviatán devorador,
Llevan en sus frentes el número de la Bestia.

Hermanos, el tiempo está cerca.

Las niñas ya no jugarán…
Los parques son campos de minas.
Los niños ya no soñarán…
Colgados sus cuerpos sangrientos de tinta.

Y la caja tonta continúa destilando,
A fuerza de pensamiento cero,
El vino amargo de la ignominia.

Cuidado amor, tú no temas:
Yo cuidaré de ti hasta el pijama de madera.
El rostro mudo, en blanco y negro, del poeta.
La rota boca del viejo,
El sarmiento que no renueva…

Qué ha sido del arco iris, madre;
Que nos han quitado la lluvia…
Y la venden a plazos la parca y la musa.
Mis manos porcelanas quebradas.

Verso que te quiero verso.
Belleza infinita,
Que la bolsa de plástico izas,
Y la ‘violet carsons’ coloreas.
Bien Supremo.
Tabaco de La Comarca.

Respirar profundamente y esperar.
Esperar no ser como ellos,
Como los que a golpe de ignorancia
Convierten el agua de vida
En pestilentes ríos de gasolina.


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