viernes, 24 de abril de 2015

"Bulliteratura"



Texto narrativo presentado, y no premiado, al Evaristo Bañón de este año...

“El Bulli fue un restaurante de Rosas, Gerona, que estuvo abierto entre 1962 y 2011, y fue conocido internacionalmente por la labor gastronómica desarrollada en él por el cocinero español Ferrán Adriá. Parte de su éxito ha sido introducir nuevas técnicas, como la deconstrucción, que consiste en aislar los ingredientes de un plato típico para reconstruirlo de manera inusual, como su emblemática tortilla de patatas. Su trabajo se interesa por la física y la química de los alimentos, llamada cocina molecular…” El Bulli; wikipedia.org.

Imagina una obra literaria que no lo es. ¿Podría existir algo que se pudiese definir como literatura sin serlo? Pero no al modo de distinguir un texto cualquiera: una lista de la compra o un albarán de una obra de arte; o entre la subliteratura comercial y una novela literaria rompedora que marque un punto de inflexión en la Historia… me refiero a otra cosa.
Me refiero a hacer del pan con mantequilla el plato principal de un restaurante de cinco tenedores y tres estrellas Michelín.
Me refiero a un texto deconstruido… a algo que todavía no es, y que quizá no sea jamás. Un texto con cohesión, coherencia, mensaje, canal, emisor y receptores que sobreexprese todas estas cualidades. Que extradimensione su propia realidad, y que se convierta en el único comienzo de algo verdaderamente diferente.
Es un texto; en presente y afirmándolo con dudosa rotundidad; que todavía no soy capaz de imaginar… pero que me obligo a soñar con su preexistencia: debe estar ahí, en alguna parte de la inconsciencia de un escritor… de alguien que lastimosamente puede que no sea yo…
Es una obra literaria que cambiará todos los conceptos para que nadie vuelva a llamar “literatura” a lo que hoy es; pues ésta pasará a formar parte de un pasado obsoleto, lejano… alienado de ese utópico presente marcado por la existencia de esas letras, de esas palabras, de ese mensaje… que puede que no exista jamás…
No me pregunto si alguien entenderá de qué estoy hablando porque sinceramente no me importa. Una flor luce sus colores en primavera con un objetivo que sólo atañe a esa flor, sin importar su aroma, sus coloridos pétalos… es una flor a la que no le interesa si vendrá alguien a olerla o no… y la preexistencia de esa no obra, de ese no texto, de esas no palabras, sólo le atañe a sí misma…
…deberá significar y significarse; y cualquier crítica contra ella no dirá nad en su contra, sino que más bien la identificará, nada más.
No sé si existe un lenguaje, un idioma, una forma de comunicación humana, inmortal o extraterrestre, capaz de contener eso que deberá existir y que no lo hace todavía.
Quiero pensar que será el castellano… porque me encanta… pero dudo de la capacidad de un único lenguaje para abarcar y dar significado a eso de lo que estoy, o creo que lo hago con inmensa incertidumbre, escribiendo aquí.
En fin, algún día, alguna persona o entidad distinta a esta, en algún lenguaje o forma de comunicación, creará una cosa. Y esa cosa marcará el fin de lo que hoy significa; y pasará por siempre a significar eso que será esa cosa… y ya nada volverá a ser como antes.
Y ese alguien, de esa forma, se acordará de estas palabras inconexas, tácitas, extrañas, dubitativas, inútiles… y hablará de la preexistencia de lo creado…
…y yo sonreiré.
¿FIN?

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