Texto narrativo presentado, y no premiado, al Evaristo Bañón de este año...
“El
Bulli fue un restaurante de Rosas, Gerona, que estuvo abierto entre 1962 y
2011, y fue conocido internacionalmente por la labor gastronómica desarrollada
en él por el cocinero español Ferrán Adriá. Parte de su éxito ha sido
introducir nuevas técnicas, como la deconstrucción, que consiste en aislar los
ingredientes de un plato típico para reconstruirlo de manera inusual, como su
emblemática tortilla de patatas. Su trabajo se interesa por la física y la
química de los alimentos, llamada cocina molecular…” El Bulli; wikipedia.org.
Imagina una obra literaria que no lo es. ¿Podría existir
algo que se pudiese definir como literatura sin serlo? Pero no al modo de
distinguir un texto cualquiera: una lista de la compra o un albarán de una obra
de arte; o entre la subliteratura comercial y una novela literaria rompedora
que marque un punto de inflexión en la Historia… me refiero a otra cosa.
Me refiero a hacer del pan con mantequilla el plato
principal de un restaurante de cinco tenedores y tres estrellas Michelín.
Me refiero a un texto deconstruido… a algo que todavía no
es, y que quizá no sea jamás. Un texto con cohesión, coherencia, mensaje,
canal, emisor y receptores que sobreexprese todas estas cualidades. Que
extradimensione su propia realidad, y que se convierta en el único comienzo de
algo verdaderamente diferente.
Es un texto; en presente y afirmándolo con dudosa
rotundidad; que todavía no soy capaz de imaginar… pero que me obligo a soñar
con su preexistencia: debe estar ahí, en alguna parte de la inconsciencia de un
escritor… de alguien que lastimosamente puede que no sea yo…
Es una obra literaria que cambiará todos los conceptos
para que nadie vuelva a llamar “literatura” a lo que hoy es; pues ésta pasará a
formar parte de un pasado obsoleto, lejano… alienado de ese utópico presente
marcado por la existencia de esas letras, de esas palabras, de ese mensaje… que
puede que no exista jamás…
No me pregunto si alguien entenderá de qué estoy hablando
porque sinceramente no me importa. Una flor luce sus colores en primavera con
un objetivo que sólo atañe a esa flor, sin importar su aroma, sus coloridos
pétalos… es una flor a la que no le interesa si vendrá alguien a olerla o no… y
la preexistencia de esa no obra, de ese no texto, de esas no palabras, sólo le
atañe a sí misma…
…deberá significar y significarse; y cualquier crítica
contra ella no dirá nad en su contra, sino que más bien la identificará, nada
más.
No sé si existe un lenguaje, un idioma, una forma de
comunicación humana, inmortal o extraterrestre, capaz de contener eso que
deberá existir y que no lo hace todavía.
Quiero pensar que será el castellano… porque me encanta…
pero dudo de la capacidad de un único lenguaje para abarcar y dar significado a
eso de lo que estoy, o creo que lo hago con inmensa incertidumbre, escribiendo
aquí.
En fin, algún día, alguna persona o entidad distinta a
esta, en algún lenguaje o forma de comunicación, creará una cosa. Y esa cosa
marcará el fin de lo que hoy significa; y pasará por siempre a significar eso
que será esa cosa… y ya nada volverá a ser como antes.
Y ese alguien, de esa forma, se acordará de estas
palabras inconexas, tácitas, extrañas, dubitativas, inútiles… y hablará de la
preexistencia de lo creado…
…y yo sonreiré.
¿FIN?
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