Como
el vacío, así, así eres tú.
Como
el aire cuando escapa de la boca en un beso eterno,
Como
el espacio entre los versos.
Como
el despertar, como el trauma de la realidad con la luz de la mañana,
Como
la verdad, así, así de nada eres tú.
Como
la negra fatalidad bebiendo la sangre de los guerreros muertos,
Y el
infierno bajo nuestros desnudos pies,
Así
eres tú.
Como
agua naranja.
Como
manos que surgen del mar buscando un piano,
Así
de intangible, inconmensurable, inenarrable,
Eres
tú.
Como
una llamada perdida en un teléfono antiguo,
Como
una piedra Rosetta destruida,
Como
la línea recta que divide la cúspide del suelo en la torre de Pisa,
Así
de retorcidamente nadie eres tú.
Como
el hambre saciado,
La
prenda negra el día de tu boda,
La
fantasía erótica cumplida,
Como
el amor de mi vida,
Eres
tú.
Como
los vampiros y Santa Klaus, así, así eres tú.
~
Una
sombra en Hiroshima eres tú.
Un
aliento sobre el cristal, eres tú.
Una
canción de despedida, una foto en blanco y negro, un cajón,
Eres
tú.
Así,
así, eres tú.
Como
una mañana sin sol y una noche sin luna,
Como
la arena verde,
Como
los ladridos en el mar…
Como
un remolino en el desierto,
Como
el ruido de un árbol al caer en medio del bosque,
Así
de incógnito eres tú.
Como
una balada sin escribir,
Como
un poema en un lenguaje precolombino,
Como
el desastre natural que nadie registró,
Así
de frágil y pequeño eres tú.
Como
una aventura en el sofá.
Como
una carrera encima de la mesa.
Como
una taza con púas de acero,
Así,
así, eres tú.
~
Como
el vacío, así, así eres tú.
Como
la nada…
La
apariencia…
La
mentira…
La
tiniebla…
El
silencio…
La
muerte…
La
ausencia…
Eres
tú.
~
Así,
así, eres tú.
~
Poema no premiado en el XX Evaristo Bañón.
(c) Miguel Díaz Romero
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