jueves, 24 de noviembre de 2016

Ausencia




Como el vacío, así, así eres tú.
Como el aire cuando escapa de la boca en un beso eterno,
Como el espacio entre los versos.
Como el despertar, como el trauma de la realidad con la luz de la mañana,
Como la verdad, así, así de nada eres tú.
Como la negra fatalidad bebiendo la sangre de los guerreros muertos,
Y el infierno bajo nuestros desnudos pies,
Así eres tú.
Como agua naranja.
Como manos que surgen del mar buscando un piano,
Así de intangible, inconmensurable, inenarrable,
Eres tú.
Como una llamada perdida en un teléfono antiguo,
Como una piedra Rosetta destruida,
Como la línea recta que divide la cúspide del suelo en la torre de Pisa,
Así de retorcidamente nadie eres tú.
Como el hambre saciado,
La prenda negra el día de tu boda,
La fantasía erótica cumplida,
Como el amor de mi vida,
Eres tú.
Como los vampiros y Santa Klaus, así, así eres tú.
~
Una sombra en Hiroshima eres tú.
Un aliento sobre el cristal, eres tú.
Una canción de despedida, una foto en blanco y negro, un cajón,
Eres tú.
Así, así, eres tú.
Como una mañana sin sol y una noche sin luna,
Como la arena verde,
Como los ladridos en el mar…
Como un remolino en el desierto,
Como el ruido de un árbol al caer en medio del bosque,
Así de incógnito eres tú.
Como una balada sin escribir,
Como un poema en un lenguaje precolombino,
Como el desastre natural que nadie registró,
Así de frágil y pequeño eres tú.
Como una aventura en el sofá.
Como una carrera encima de la mesa.
Como una taza con púas de acero,
Así, así, eres tú.
~
Como el vacío, así, así eres tú.
Como la nada…
La apariencia…
La mentira…
La tiniebla…
El silencio…
La muerte…
La ausencia…
Eres tú.
~
Así, así, eres tú.
~

Poema no premiado en el XX Evaristo Bañón.
(c) Miguel Díaz Romero 

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