Hoy, un día más de primavera, voy al campo a ver las flores. A mí todas las flores me encantan, sobretodo las amapolas y las que menos me gustan son las lilas, pero siempre me dan una lila por cumpleaños y digo que me gustan pero no es verdad. Y un día en mi campo vi que había una puerta entre las hojas y entré y era un laberinto, y estuve dentro de él dos horas o eso creo, pero cuando encontré la salida delante de la puerta había una lila y me dijo:
- Te concedo tres deseos. - Y como no me gustan las lilas no lo acepté y me dijo: - Como no me has aceptado, no saldrás. Y bueno, pues yo quería salir, así que le dije:
- Vale, vale, te aceptaré. - Y me dijo:
- Vale. - Y cuando la cogí y de una manera misteriosa, volví a mi campo y me volvió a decir: - Te concedo tres deseos pero serán los que yo quiera. Sé que en tu cumpleaños te regalan lilas y sólo te digo una cosa: tienes que aprender a valorar las cosas que te dan. - Y desapareció y desde ese día me gustan todas las flores y valoro lo que me dan.
Zara Díaz, 7 años.
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