Siento el Mal invadiendo mi cuerpo...
Es como si un ente colosal y grotesco me mirase de cerca,
observándome.
Bajo los etéreos rayos de un sol cálido
me vierto en colores,
soy el círculo cerrado,
el talón de Aquiles de los nómadas,
un beso en el tiempo
y en el espacio.
Rota de llantos por la muerte que se acerca
despierto fantasías.
Soy el espíritu del viento.
Mi belleza es siempre igual
y cada año revivo
para mantener vivos los romances que pensarán en mí.
Soy la fragancia máxima en este pálido mediodía.
Un soplo de luz y color
en las pesadillas de los Hombres,
la musa inmortal del poeta
también.
Soy diosa pero también reina,
soy el sexo de los árboles.
Caramelo jugoso de los insectos
que pueblan el éter,
Destino de las abejas.
Recuerda:
dejarás de respirar por siempre
el mismo día que yo me muera.
Miguel Díaz Romero (c)
Rescatemos la poesía.
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