puedes huir y también esconderte.
Hazte el tonto sólo cuando sea necesario.
Pero no lo seas.
Levanta la voz...
huye de la rabia y de la furia en la garganta.
Huye de ti mismo, escóndete
en el abismo de tus entrañas.
Y brama.
Brama tan fuerte en tu oscuridad como puedas...
no hay mayor libertad, no hay más gran fortaleza,
que enseñorearse de uno mismo.
Miguel Díaz Romero (c) 2018
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