viernes, 21 de diciembre de 2018

Un día, un verso 37, 38 y 39

9 de Noviembre:

No te dejes. Qué no te cojan...
puedes huir y también esconderte.
Hazte el tonto sólo cuando sea necesario.
Pero no lo seas.
Levanta la voz...
huye de la rabia y de la furia
en la garganta.
Huye de ti mismo, escóndete
en el abismo de tus entrañas.
Y brama.
Brama tan fuerte en tu oscuridad como puedas...
no hay mayor libertad,
no hay más gran fortaleza,
que enseñorearse de uno mismo.

4 de Diciembre:

La prisión es una mente cerrada.
No hay mayor tristeza que el amor por el dinero.
La libertad es saber que,
ocurra lo que ocurra,
tenemos que cantar. 

8 de Diciembre:

Sembradores de trueno,
sacan corazones de los pechos
al grito de "Kalimah".
Son los mismos que 
erigieron altares a Quemos
e incendiaron niños por Asera.
Son todos los que salían
en esa peli alemana,
inclinándose a Moloch,
el Dios-Máquina;
los portadores de los pijamas de madera.
Convertirse en una pieza
más de su rompecabezas
es peligroso:
te suerben la vida,
como en las innecesarias escenas
de King Kong en la isla.
Viven en el castillo de naipes
que ellos mismos se han construido,
gigantes con pies de barro.
Perros sin dientes de mucho ladrido...
¡Para ellos la riqueza!
¡Qué nosotros,
los pobres de espíritu,
nos llevaremos la Gloria!


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