Queridísima Andrea,
Ha pasado más de una semana terrestre desde que llegamos a La Vanguardia. Aquí no luchamos contra yrkanii, sino contra la Nación Robot y sus máquinas letales de manera directa.
La confrontación está siendo dura, ardua, casi sin tregua ni tiempo para el descanso… apenas nos avituallamos, dormimos por turnos, y regresamos al fragor de la batalla.
Veo sobre el horror y los fuegos; ya que este lugar tiene atmósfera oxigenada; el tapiz estelar del cosmos, y me pregunto cuándo podré regresar al calor de tus brazos. Me niego a perder la esperanza, no obstante veo lejos, tan lejos, el volver a casa… una lágrima gélida ahora rasga mi mejilla, convertida en ácido, sajando mi piel, abriendo un canal de sangre en mi rostro, como reflejo de la contienda que se vive a las puertas de la Fortaleza DracoHawk V, en cuyas almenas ahora escribo esta carta.
Anhelo saber de ti… ojalá me llegase alguna carta tuya… y el no tener ni una me hace pensar, dudar, si te han llegado cuantas he escrito y enviado desde que empezó esta guerra.
Ahora he de dormir, tras unas horas, siempre escasas, en mi camastro, deberé estar presto para el fuego y la gloria…
Para el ruido y la furia.
Quien lucha en ventaja pues lo hace por tu amor y tu belleza,
Solsticio de verano de 2197. La Vanguardia.
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