Este es el texto de la "I Conferencia sobre Fraternalismo"; realizada el 23 de Abril de 2015 en librería "Lápiz y Papel", Caudete (Albacete)
Para empezar, me gustaría haceros una pregunta: ¿Creéis que
el mundo en el que vivimos está más gobernado por el Bien o por el Mal?
Con todo lo que está sucediendo actualmente, se nos hace
fácil pensar u opinar que el mundo está gobernado por el Mal.
Pero, ¿cómo nos afecta a nosotros este Gobierno del Mal?
Nosotros que, afortunadamente, no estamos viviendo ningún conflicto bélico; no
padecemos carestía de los fármacos básicos; no pasamos largas y graves
hambrunas; y tenemos, más o menos, un techo bajo el que vivir y un plato de
comida que echarnos al gaznate… pues, en lugar de atacarnos por estos medios,
lo hace de una forma más sutil e imperceptible pero igual de implacable y
desastrosa. Lo hace esquilmando nuestra libertad de pensamiento,
convirtiéndonos en lo más parecido a unos “esclavos” dóciles que no den
demasiados problemas a quienes dirigen el cotarro.
Desde que nacemos, coaccionan nuestra libertad y nos van
moldeando mediante unas armas especialmente diseñadas para ello: los medios de
comunicación y la publicidad.
“Bebe este refresco, compra este coche, firma esta hipoteca,
etc…”
Nos quitan libertad cuando nos incluyen en el rebaño: un
rebaño en el que los que sostienen el Gobierno del Mal nos necesitan. Así
estamos entretenidos, sin pensar en cosas más trascendentes o importantes, y no
les damos problemas…
Es, no obstante, muy difícil mantenerse al margen de modas,
tribus urbanas, movimientos políticos, prensa rosa… y demás entretenimientos
creados para no pensar.
¿Creéis que no estáis tan condicionados como estoy diciendo?
¿Creéis que sois más libres que los que sostienen el Sistema os permiten?
Bueno, a lo mejor los presentes que nos hemos juntado hoy
aquí somos los que estamos fuera de ese rebaño; en tal caso, os doy mi más
sincera enhorabuena. Porque significa que nos hemos planteado en algún momento
en qué mundo vivimos (o nos rodea) y, comprobando que no nos gusta, nos intentamos
apartar de él, en alma y mente, cuanto más mejor.
Aun así, voy a poner un ejemplo espectacular de lo que yo
llamo la doctrina del pasado.
La definición de ésta es la siguiente: “cualquier predeterminación política, religiosa, social o cultural que
encadena a la práctica de la filosofía para impedir que tal se desarrolle de
forma completa”.
Pero esto no significa nada sin el siguiente ejemplo: “No se
puede ser creyente y de izquierdas”. ¿Esto es verdad?
Afirmar lo anterior es seguir la doctrina del pasado, porque
la frase parte de un gran prejuicio que en ningún caso coincide con la realidad
objetiva: todos los rojos son ateos. Y la anterior afirmación se da porque, en
España ser creyente es todavía ser estrictamente católico; y ser católico
implica aceptar el nacional-catolicismo franquista; y ser franquista es ser de
derechas… así, nace la frase obvia pero irreal e irresponsable: “no se puede
ser creyente y de izquierdas”. La doctrina del pasado triunfa; el prejuicio se
refuerza y extiende; y nuestra libertad de pensamiento disminuye hasta, como en
este caso, ni existir.
Para romper entonces con la doctrina del pasado y los
prejuicios del Gobierno del Mal; para volver a pensar libremente, nació la
definición del Fraternalismo: “medio
por el cual todos los individuos de una sociedad, manteniendo la propiedad de
cuanto les pertenece porque Dios se lo permite, deciden voluntariamente
compartir los objetos, los pensamientos e incluso la voluntad”.
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