lunes, 23 de mayo de 2016

El libro y las bibliotecas en el S. XVI


3.5. EL LIBRO Y LAS BIBLIOTECAS DURANTE EL SIGLO XVI.
Consolidación definitiva de la imprenta: industria en toda Europa y llegó a América. Factores: Aumento de la producción, que abarató considerablemente los ejemplares e incrementó el número de compradores, lectores y propietarios de bibliotecas privadas; Expansión del comercio librero: nacieron las ferias del libro como las de Frankfurt y Leipzig en Alemania, y la de Median del Campo, en España; Diversificación de la oferta bibliográfica, tanto en la lengua como en la temática; Desarrollo de una nueva tipografía y composición cada vez más comprensible para su lectura; Humanismo renacentista: admiraba el estudio y la lectura de los autores clásicos (Erasmo de Rotterdam); Reforma protestante de Lutero: que vio en la imprenta un medio eficaz para difundir sus ideas de forma rápida y clandestina por toda Europa mediante libros y folletos.
CARACTERÍSTICAS DEL LIBRO:
Hasta la segunda mitad del S. XVI, el libro no abandonó las características de la imprenta incunable. Los patrones estéticos fueron distanciándose de la tradición manuscrito hasta alcanzar el acabado y aspecto definitivo del libro moderno, se distinguió por: Generación del uso de la portada: título y pie de imprenta, datos del impresor y, en ocasiones, del vendedor, emblemas editoriales; Disminución del formato, octavo y doceavo, casi de bolsillo, más manejable y barato; Tipografía redonda o romana en Italia y Francia, en Alemania letra gótica, letra cursiva llamada itálica o “griffa”; Ilustraciones: en el interior del libro como elemento explicativo más que ornamental; Encuadernación: marroquinería, encuadernación estampada con ruedas, plantillas de cartón, etc.

IMPRESORES Y EDITORES IMPORTANTES:
ITALIA: Venecia, Aldo Manucio, creador de la “Neakademia”. Editor de autores clásicos, especialmente griegos, en pequeños formatos y con una tipografía elegante y sencilla. Convirtió el libro de coleccionista en un libro accesible para la gente, sin olvidera sus ediciones en pergamino para coleccionistas exigentes. Innovaciones: Utilización de dos tipos de letra: la redonda o “bembo” y la cursiva o itálica o “griffa”, en alusión a su creador Francesco Griffo; Formatos nuevos: 8º y 12º; Bellas encuadernaciones, influenciadas por tendencias árabes, libros Aldinos. Florencia, la familia Giunta. ALEMANIA: Explosión documental que supuso la Reforma protestante, gran cantidad de libros y folletos con la finalidad de llegar a múltiples capas de la población lectora, la Biblia en lengua vernácula. Estrasburgo y Wittenberg: Hans Luft imprimió la primera edición de la Biblia completa traducida por Lutero. Ferias del libro de Frankfurt (centro editorial católico) y Leipzig (protestante), que sucedió en importancia a la ciudad anterior hasta después de la IIWW. Destacó Johann Froben, partidario de la letra romana y especializado en obras clásicas. FRANCIA: Gozó de hegemonía en la producción del libro por el número de volúmenes editados y la calidad de su contenido, y la encuadernación artística (Grolier) impulsada por los reyes bibliófilos Francisco I y Enrique II. El estilo se modernizó mediante la introducción de pequeños formatos y tipos romanos e itálicos (cursiva). París y Lyon: importantes editores como Bade, Estienne y Tory (impresor del rey). Las luchas entre católicos y hugonotes y la estrecha vigilancia de la Iglesia acabaron produciendo la decadencia del libro francés al final de la centuria. PAÍSES BAJOS: Vinculados a la Corona de España. Cristóbal Plantino en Amberes, capital del libro con una gran producción sobre diversas temáticas y en multitud de lenguas. Biblia políglota o Biblia Regia: encargada por Felipe II, que nombró como supervisor a Arias Montano, en siríaco, griego, latín y hebreo; su imprenta, hoy Museo Plantino, funcionó hasta el S. XIX. Publicación de mapas: Mercator, autor de mapas de Europa y del mundo conforme a la proyección cilíndrica, fue el primero en aplicar la palabra “Atlas” a una colección de mapas. SUIZA: Ginebra, impresores reformistas franceses e ingleses. Basilea, Johann Froben sirvió a Erasmo para difundir sus ideas, toda su producción fue en latín y griego y dentro de la Iglesia Católica. INGLATERRA: Sólo había cinco talleres que no atendían la demanda de libros religiosos, teniendo que importarlos de Francia, Italia, Países Bajos y Suiza. Monopolio de la “Statioer’s Office” que no afectó a las Universidades de Oxford y Cambridge. Encuadernaciones de la reina Isabel I, hechas en terciopelo o seda. ESPAÑA: Cardenal Cisneros y la Universidad de Alcalá de Henares: “Biblia Políglota Complutense”, 1517. En griego, latín y hebreo e impresa por Guillén de Brocar. Obra de gran complejidad en la que colaboró Antonio de Nebrija: se mezclaron los tipos góticos, romanos e itálicos; caracteres griegos de grandísima belleza; se imprimieron 600 ejemplares en papel y 6 en vitela. España fue mercado de libros, impresores y libreros extranjeros. Peculiaridades: Permanencia de los tipos góticos e introducción de ilustraciones renacentistas; Mala calidad del papel excepto en Cataluña y Valencia; Pervivencia de los grandes formatos. Salamanca, Granada y Sevilla: los Cromberger, impresores con proyección en América, Zaragoza, Valencia y Barcelona. Madrid 1556: establecimiento de la Imprenta Real. América: el libro se difundió rápidamente con el fin de ayudar a la evangelización y de fijar la lengua. México: sucursal del taller sevillano de los Cromberger.

LAS BILIOTECAS DEL SIGLO XVI:
Gran impulso para las bibliotecas reales, privadas, universitarias y públicas. ITALIA: la Laurenciana de Florencia, fundada por Lorenzo Medici el Viejo. Esplendor: S. XVI con Julio de Medici (Clemente VII) quien encargó su nuevo edificio a Miguel Ángel. La Vaticana, de orígenes remotos, Sixto V la instaló en el Vaticano. FRANCIA: Biblioteca Real Francesa, Francisco I en Fontaineblau, 1547. Para ampliarla, dictó la “Ordenanza de Montpellier”: antecedente histórico del D.L. Esta biblioteca sería la BNF, ubicada en París. ALEMANIA: Biblioteca Nacional de Baviera, Alberto V mediante la compra de la biblioteca del filólogo Widmanstetter. Bibliotecas municipales de la Reforma Protestante. AUSTRIA: Biblioteca Nacional Austriaca, Maximiliano II en Viena, posteriormente sería la BNA. ESPAÑA: Biblioteca del Monasterio del Escorial: Felipe II en 1556, la diseñó Juan de Herrera: iluminación central, las estanterías alrededor de las paredes y un espacio libre central que no se dedicaba a la lectura, ya que éste no era su fin. 4000 códices y compra de la biblioteca de Gonzalo Pérez, las colecciones particulares de nobles y obispos y los envíos e Benito Arias Montano desde Flandes. Posteriormente fue el Padre Sigüenza su bibliotecario más activo. Biblioteca de la Universidad Complutense: Cardenal Cisneros en Alcalá de Henares. Su fondo estuvo marcado por las obras que se utilizaron para la edición de la Biblia Políglota. Se trasladaría a la Universidad Complutense de Madrid, sucesora de la alcalaína. Biblioteca Colombina: Hernando Colón, hijo del descubridor, gran bibliófilo y amante de la cultura. 17000 libros de todas las materias. Precursor de la biblioteconomía moderna: edificio especial, normas para su utilización, catálogos y resúmenes con palabras clave, e índices de autores, topográficos y de materias. En 1993 se editó un CD-ROM con todo el encomiable trabajo bibliográfico que realizó con su equipo.

El XVI fue un siglo que revolucionó el libro y su difusión, estableciendo patrones que han llegado a nuestros días. Asimismo, en él se vislumbró el germen de las bibliotecas municipales.
Fuente: Apuntes de Lía, bibliopos.es

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