Barroco, monarquía
absoluta y la Iglesia de la Contrarreforma. “Siglo de Oro” con Cervantes, Lope,
Quevedo, Shakespeare o Racine, y del desarrollo de otros campos del
conocimiento como la física, la astronomía o la matemática, con Bacon, Galileo
o Descartes, que se desvincularon de la Iglesia y de las universidades para
desarrollar su investigación en ámbitos profanos como academias o sociedades,
como la Royal Society (1663). Guerras de religión: la Guerra de los Treinta
Años, que dividió Europa en católicos y protestantes, crisis económica y
decadencia generalizada.
CARACTERÍSITICAS DEL
LIBRO:
Crisis editorial y
cambios en el aspecto formal y temático del libro: 1) La escasa brillantez de
los productos bibliográficos, impresos de forma más descuidada, con abundantes
erratas, utilizando mal papel, malas tintas y tipos gastados, libros baratos
para la lectura y el entretenimiento; 2) La gran profusión de la decoración,
dibujos tipográficos barrocos, revolución de caligrafías y disposiciones laberínticas;
3) La portada profusa, títulos largos, nombre del autor, marca de la imprenta y
frases laudatorias que la convertían en un cartel explicativo, elementos
finales: índice, sumario y colofón; 4) Las ilustraciones ornamentales,
enfocadas a la decoración, apareció la calcografía y se impuso el grabado sobre
metal; 5) La encuadernación de tipo artesanal y artística, Francia: fanfaire
(decoración vegetal con laureles y grecas geométricas) o el reina Margot,
España: abanico (decoración de abanico en cada una de las cuatro esquinas de
las tapas); 6) La decadencia del negocio de las ediciones de los clásicos,
también de la Biblia; 7) El esplendor de las literaturas nacionales y el interés
por temas nuevos; 8) La edición de libros de dimensiones extraordinarias, con
portadas arquitectónicas, en gran papel, etc., objeto de lujo y decoración de
los salones; 9) La visión del libro como transmisor de ideas peligrosas: rígida
censura, altos impuestos, España e Inglaterra: monopolios (privilegios) para la
edición de libros.
IMPRESORES Y EDITORES
IMPORTANTES:
Países Bajos:
los primeros en la producción de libros. Sucesores de Plantino en Amberes.
Familia Elzeviro en Holanda que, tras su independencia de España, se convirtió en
una potencia económica gracias al domino del comercio marítimo. Amsterdam relevó
a Venecia y Florencia como capital mundial del libro. Elzeviros: impresores más
importantes de la época, editar libros en pequeño formato (12º), cuidados y a
buen precio, 2000 obras, destacó especialmente su colección de clásicos latinos
de 1629. Desde el S. XIX los elzeviros fueron muy codiciados por los bibliófilos.
Respondían más a la figura del comerciante que a la del editor humanista y
erudito. En la actualidad, la familia continúa existiendo. Parte católica:
destacaron los Moretus o Moreto, pilares de la Contrarreforma. Francia:
triunfo de los católicos, autoridad de los reyes limitando la producción y la
circulación de libros mediante fuertes impuestos y una dura censura. Sébastien
Cramoisy: protegido de Richelieu, título de impresor y librero del Rey, obras
clásicas y libros de texto. 1640: Richelieu mandó instalar en el Louvre la
Imprimerie Royale, ésta se convirtió en un instrumento propagandístico. España:
privilegios otorgados por Felipe II a algunos impresores, 1627: el incremento
de los impuestos y la censura afectaron a la producción y a la calidad del
libro. Sin embargo, las obras más célebres de la literatura española son del
Siglo de Oro. Madrid, la Imprenta Real nacida a finales del XVI, “Gaceta de
Madrid” y libros de calidad encargados por la Corona. Talleres de Luis Sánchez
y Juan de la Cuesta, impresor de las Novelas ejemplares de Cervantes en 1613 y
de la segunda parte del Quijote en 1615. Otros países: Inglaterra no
destacó. En EE.UU., aún colonia, se instaló la primera imprenta. Italia:
Pezzana, Biblias y obras litúrgicas. Alemania: arruinada tras la Guerra de los
Treinta Años, sólo destacaron los talleres de Lamberg en Leipzig.
LAS BIBLIOTECAS:
A pesar de quedar
afectadas por la crisis y las guerras del siglo, confluyeron factores muy
positivos. 1) Creación de bibliotecas por hombres generosos. Sin llegar a ser
auténticas bibliotecas públicas, se abrieron a todo tipo de lectores, sobre
todo estudiosos y eruditos, se establecieron horarios para el público, legalizándose
el derecho de acceso a la lectura. Embrión de las bibliotecas públicas,
ejemplo: la Angélica, la Ambrosiana y la Mazarina. 2) La aparición de la figura
del bibliotecario profesional, Gabriel Naudé. Responsabilidad de comprar los
libros y asesorar al lector. El aumento en el tamaño de las colecciones llevó a
asentar las técnicas bibliotecarias. 3) Acondicionamiento de las instalaciones
bibliotecarias, generalizándose en Europa la distribución de la Biblioteca de
El Escorial. 4) Tratados y catálogos bibliográficos por razones de control y
ordenación. España: el bibliógrafo por excelencia fue Nicolás Antonio. 5)
Aparición de las primeras publicaciones seriadas: la Gazzette francesa o la
Gaceta de Madrid. Primeras revistas científicas y literarias: Journal des Sçavants,
y crónicas de la vida social: Mercure Galant de París.
Siguieron desarrollándose
las bibliotecas de los reyes y miembros de la alta nobleza, como símbolo de
prestigio. Estilo barroco, ejemplares que respondían a necesidades sociales o
políticas y se transmitían a los herederos como bienes patrimoniales.
Bibliotecas de los burgueses, que en el ámbito internacional cabe destacar:
Biblioteca Ambrosiana de Milán (1609): Federico Borromeo, ser baluarte contra
la Reforma protestante y recuperar la brillantez cultural del Renacimiento
italiano, estilo de El Escorial, abierta al público 4 horas al día. Biblioteca
Angélica de Roma (1614): Angelo Rocca. Biblioteca Mazarina de París (1644): el
cardenal Mazarino, formar una colección única, Gabriel Naudé fue el autor del
primer tratado de Biblioteconomía de la Historia, le dio verdadera
personalidad, abierta un día a la semana durante 6 horas. Bibliotecas
universitarias: la Bodleiana de la Universidad de Oxford y la del College
Cambridge de Massachussets, posteriormente Universidad de Harvard, la del
Trinity College de Dublín y la Universitaria de Helsinki. En España: No
se creó ninguna biblioteca abierta al público ni tampoco al servicio de la
Universidad. Bibliotecas eclesiásticas: Monasterio de Poblet, Biblioteca de la
Compañía de Jesús. Bibliotecas privadas: la del Conde de Gondomar en
Valladolid, hasta finales del XVIII, cuando el heredero vendió los libros a la
Biblioteca de Palacio; la del Conde-Duque de Olivares, apropiación de la
biblioteca que Zurita donó en vida a la Cartuja del Aula Dei de Zaragoza en
1571, en manos de su nuevo dueño los libros fueron desapareciendo o malvendiéndose
y los que quedaron fueron donados a El Escorial hacia 1654; la del Duque de
Uceda en Madrid; la de Nicolás Antonio, padre de la bibliografía española; y la
de Vincencio Juan de Lastanoasa en Huesca, con escritos en árabe, chino y japonés,
incluyó obras de arte y objetos arqueológicos.
Hechos: nacimiento de
las publicaciones periódicas, apretura de las bibliotecas y del libro a la
comunidad y aparición de la figura del bibliotecario profesional.
Fuente: apuntes de Lía, bibliopos.es
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