A pesar de ser 19 de febrero, y que esta hoja es la de mi cumple, escribo el breve alegato o motivación que me lleva a empezar "Un día, un verso": Compré esta agenda después de terminar como shift manager en una terraza. Me dieron unas tarjetas y unos contratos y me recorrí el polígono y un par de centros comerciales sin ningún éxito. Hoy, en menos de una hora, comienzo un nuevo empleo... sí, otra vez. Y no quiero desperdiciar esta agenda, la necesite o no, en el nuevo puesto. Así que me he dicho que, lo que queda de año y en medida de las posibilidades de cada día, voy a escribir uno o dos versos al día en este laboral formato. No sé si serán románticos, borradores de haiku o criptógrafos poéticos incomprensibles, sólo espero antes de empezar que este no se aun proyecto a medias, abandonado más o menos, en mi cajón de las libretas perdidas.
A día de hoy, 6 de noviembre, habré escrito una docena de poemas con este propósito... los voy a ir subiendo al blog para rescatarlo y porque se acerca el final del año y el cambio de agenda.
20 de febrero de 2018:
De las entrañas del frío,
la promesa de un resplandor.
Y del crepúsculo congelado,
amanecemos en la misma almohada.
Próxima: 30 de marzo de 2018.
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