martes, 10 de agosto de 2021

Poesía: Desde el abismo

Recuerdo, como si fuera ayer, comprobar las estadísticas de lectura.

Como una epifanía, se abre el abanico nipón frente a las olas,

el abismo resuena sobre el humo que emana de la pipa del Décimo Hombre,

quien fuma absorto en las velas que surcan la bahía.

Sólo somos aire, leña, fuego consumido, ascua que tremola antes de desaparecer con el humo negro, fire and steel.

Las máscaras han caído,

me vuelvo crisálida,

¿recuerdas el zumo de frutas que hacíamos con las mariposas que estallaban en un "fuash" brillante?

Era como besar el Cielo, como si nos mordiera Dios...

Vivimos en el espejismo de la imagen: en el vago reflejo de otra cosa que nunca fuimos nosotros mismos.

Nos hemos dejado llevar por las potestades del aire, 

y las huestes nubias con ojos brillantes y garras de metal susurran tras la pantalla de tu ordenador.

Un crisantemo en flor.

Me gusta la palabra "hortensia"... a veces pronuncio "desoxirribonucleico" en alto y me echo a reír.

Lo hemos vuelto a hacer, Princesa, 

ríos de tinta convexa fluyen de las heridas de entender demasiado bien el Mundo. Nudos atados en la garganta. Mancatchers en la penumbra... alaridos infantiles tras las olas... el horizonte hundido, soles líquidos de azufre, rompepiedras y nembutal.

Sólo una vez he aceptado que me perderé en el remolino del olvido: ni un solo libro he vendido los últimos dos meses, me doy cuenta de lo insignificante que es mi voz.

Es el trauma de saber que sólo seremos el eco silencioso cuyo nombre en la pared con el viento hablará.

Tan sólo espero, iluso de mí pues no puedo ser de otro modo, que no te cortes el dedo índice al aspirar la fragancia de lignina que desprenderán las páginas muertas de los libros que, solos, escribí.

Miguel Díaz Romero

10 de agosto de 2021


 

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