El día anterior era el último de las fiestas de Moros y Cristianos: se suele disponer una traca a la altura de los dinteles de las puertas de las casas; clavada a la pared de las fachadas; que se enciende y los que lo desean empiezan a correr al tiempo que los petardos van explotando en un recorrido indistinto por varias calles de lo que siempre se ha considerado casco antiguo del pueblo: entre Santa Ana y la Plaza de la Iglesia. Como buen adolescente, recordar que tenía 19 años cuando ocurrió, me acosté de madrugada y me levanté tardísimo: cuando mi madre me llamó a mesa puesta para terminar la comida en exceso que se compra en fiestas...
"Mira lo que está pasando en Nueva York"; fue la frase que me indicó que mirase la pantalla de la tele. Me quedé de pie frente a ella, todavía aturdido y en pijama, quizá desbaratando mi pelo en melena que todavía lucía tirabuzonada hasta los hombros en aquella época. "Eso es mentira", dije, "no puede ser..."; mientras ardía la torre norte tras el impacto del primer avión y veía, en directo, cómo el segundo se estrellaba contra la torre sur, ante la confusión de los periodistas que narraban los hechos y la mía propia. Ana Blanco trataba de explicar lo que estaba ocurriendo y yo le pregunté a mi madre: "¿pero esto es en directo...? Hay dos aviones"; "No, uno..."; "No, dos". Efectivamente, el mundo estaba viendo en directo uno de los peores atentados terroristas de la Historia.
Estados Unidos había sido atacado en "su suelo", cosa que no había pasado desde que los japoneses bombardearan las islas yankis del Pacífico.
Mientras comíamos, se iban aclarando los conceptos y los tiempos. Se rebobinaba la cinta en televisión y se volvía a poner: las explosiones pronto dieron lugar al derrumbamiento del World Trade Center... y aquella imagen filmográfica espectacular donde Spiderman tejía una gran tela de araña entre las torres y atrapaba un helicóptero sería cortada definitivamente de la película por estrenar. Nueva York se convertía en una nube de polvo tóxico, de cemento, amianto y radicales libres al arder el metal. Videoaficionados de la zona y testigos castellanoparlantes daban su versión de los hechos y todo apuntaba a un culpable: Al-Qaeda. Los yihadistas querían hacerse oír... y un hasta entonces desconocido Bin Laden se convertía en el Enemigo Público Número 1 del mundo.
Por la tarde tomamos café en El Avenida: la televisión puesta y toda la gente comentando lo que había sucedido, y estaba sucediendo: cuatro aviones en total, secuestrados por terroristas islámicos, habían perpetrado atentados en suelo estadounidense con mayor o menor éxito de muerte y destrucción. Nueva York, Washington D.C. y Pensilvania. Algunos profirieron insultos racistas y xenófobos contra los árabes. Otros, los justificaron ante la presión política y económica que Estados Unidos, como siempre desde el hundmiento del Maine, ejercía y sigue ejerciendo en Oriente Próximo y el resto del globo. Otros, simplemente, pensaban en que sería imposible contar las víctimas: 2996 muertes confirmadas a día de hoy, unos 6000 heridos y 30000 afectados de distinta índole. Hubo quien, como buen español, hizo algún chiste... tal vez no era el momento para el humor... pero soy de los que sigue pensando que sin humor, aun en los momentos más tristes y trágicos, el ser humano está terriblemente perdido.
Una vez en la guarida: suele tratarse de un local que alquila una fila o escuadra, o bien una peña de amigos, llamada cuartelillo o cábila en la provincia de Alicante... aunque aquélla era una vieja cuadra con conejeras en una de las cuestas de Santa Ana, propiedad del abuelo de uno de los nuestros; la conversación sólo podía rondar lo sucedido. En aquella época el izquierdismo, comunista en mi caso, nos hacía ver todo lo yanqui como el verdadero culpable de todos los males del mundo: el imperialismo del demonio occidental que pudre todo cuanto toca, y que de alguna forma merece toda respuesta agresiva a su intervención indiscriminada e injustificada... algo de razón puede tener este argumento si pensamos en que las Guerras de Iraq y de Afganistán, consecuencia directa del 11S, fueron iniciadas cuando el Ejército estadounidense invadió el segundo para derrocar a unos talibanes que vuelven a tener el poder desde el pasado agosto, y el primero para; con la ayuda de Reino Unido y España; derrocar a Hussein y dejar el país hecho unos zorros diez años después.
Hoy la lectura, más madura y prudente, es diferente: sí es cierto que los yanquis se meten en todos los fregaos que pueden para colonizar culturalmente a base de bombardeos. Pero también es cierto que los talibanes y los terroristas tipo ISIS son un cáncer que extirpar del mundo: violaciones masivas, derechos de la mujer bajo cero, conversiones forzosas, leyes religiosas medievales por encima de los derechos civiles, etc... los convierten en un grupo fácil de odiar. Pero a los soldados extranjeros que invaden tu país y te meten en un conflicto bélico porque sí, también.
Llegó la noche y a Aznar nadie le podría haber dicho que aquella tarde, en que decidiría ayudar a Bush en su Cruzada contra Al-Qaeda, le costaría un atentado en suelo español: el 11M, y la derrota ante un pusilánime Zapatero unos años después. El 11M marcó nuestra Historia de un modo menor que el 11S marcó la estadounidense, pero es que los españoles no somos norteamericanos, y eso es harina de otro costal...
Ana Blanco seguía al frente de los informativos en una Televisión Española no tan politizada y al servicio del régimen sanchista como lo es hoy. Las maquilladoras le borraban el cansancio del único telediario de más de 7 horas de nuestra Historia. Los vídeos de testigos se multiplicaban; se daban las primeras cifras de víctimas; y Nueva York empezaba a darse cuenta de que su skyline había cambiado aquel día para siempre. Bomberos, policías, vecinos, ayudaban a heridos con caras ensangrentadas y miembros mutilados sobre escombros y montañas de polvo y ceniza. La Muerte se paseaba triunfante entre las ruinas. Y los yihadistas de todo el mundo veían abierto ante sí un nuevo escenario de futura reivindicación y violencia: 23O 2002 Teatro de Moscú - 11M 2004 Madrid - 7J 2008 Londres - 7E 2015 Charlie Hebdo - 22M 2016 Bruselas - por reseñar los más mediáticos de la larga lista de atentados en Europa; porque si pongo los que perpetran en los países de mayoría musulmana esta entrada no tendría fin.
Han pasado 20 años desde que aquellos dos aviones surcaran el cielo neoyorquino y derrumbaran las Torres Gemelas. Hay quien sigue manteniendo que el gobierno de Bush "se dejó hacer" para justificar su invasión y obtener el control del petróleo y el gas de países como Afganistán o Iraq. Hay quien no tiene ni idea de lo que sucedió ni le interesa: porque la Historia le parece un peñazo y piensa, terriblemente equivocado, que el pasado no condiciona el presente. Hay quien mantiene un odio enfermizo a todo lo que huele o suena a musulmán por aquéllo... sin pensar que entre esos 2996 muertos había musulmanes y que la mayoría de los damnificados a nivel mundial por el yihadismo son los musulmanes normales y corrientes. Hay musulmanes en contra de toda violencia. Y hay cristianos que no odian a los musulmanes. Y sí, también hay quien cuenta chistes sobre aquello o diseña memes...
El mundo ha cambiado mucho en 20 años. Y el atentado del World Trade Center formará para siempre parte de la historia de quienes lo vivimos en directo: en pijama y aturdidos como yo; trabajando en la obra y escuchando la radio; viendo la tele en un bar mientras tomaba una cerveza; grabándolo desde la bahía de Hoboken al otro lado del Hudson; observando un televisor en blanco y negro en una choza de Sri Lanka; o en streaming en un laptop pasado de moda en la cubierta de proa de un yate frente a la costa de Malta...
Me habría gustado terminar el texto con una relfexión final, pero creo que cada cual ya ha sacado mil conclusiones distintas de todo esto... sólo me queda desear, sin mucha esperanza en la Humanidad, que no vuelva a ocurrir nada capaz de asesinar a 3000 personas de golpe, jamás.
Miguel Díaz Romero
11 de Septiembre de 2021
11 de Septiembre de 2001 - World Trade Center, NY |
No hay comentarios:
Publicar un comentario