Nota del Autor: El texto a continuación es la narración de un sueño del autor, por lo
que se trata del producto enajenado de una mente perturbada, y en ningún caso
es recomendable su lectura.
Jueves,
4 de Abril de 2087.
Facultat
de Ciències Aplicades.
Universitat
de València, España.
Santi se frotó los ojos ante la pantalla, blanca y
luminiscente, de uno de los ordenadores con los que trabajaba en el
departamento de informática de la facultad. Aquella tesis sobre informática
antigua no era tan fácil como lo pudo suponer antes de ponerse a ello… había
creado un algoritmo según aquel viejo lenguaje de programación y veía que la
cosa no avanzaba.
- No puede ser… - dijo en
voz alta. Estaba solo y estiró ambos brazos hacia lo alto, entrelazando los
dedos de sus manos sobre su cabeza, dejando que el respaldo de su tantas veces
incómoda silla; exceptuando cuando se quedaba dormido en ella trabajando; se
hiciese hacia atrás. – Algo debe estar mal.
En el algoritmo había varias instrucciones de bucle,
utilizadas en los ordenadores de finales del Siglo XX y principios del XXI para
decirle a los ordenadores qué debían hacer si se daban unas pautas o acciones
determinadas. En concreto, el que Santi creía que estaba fallando era del tipo
“hacer-mientras”; estos bucles servían para que la máquina hiciese ciertos
procesos hasta que no sucediera otro determinado…
- Do… - dijo en inglés
pues las funciones de la computadora entendían el lenguaje internacional de
hacía décadas; ahora todo el mundo hablaba spanglish cuando se quería entender
con alguien de una nacionalidad distinta, fuese cual fuera ésta; - while data
equal 2087 April 3rd… está bien… pero… la fecha está cambiada… es como si…
- ¿Qué haces…? – la voz
de Sofía irrumpió en la habitación, llenándola de frescura.
- Nada… - suspiró Santi y
se giró hacia ella, que esperaba en el quicio de la puerta: el despacho que
Santi utilizaba estaba separado del pasillo por dos ventanales a ambos lados de
la entrada, cubiertos por persianas de láminas de plástico azul claro. - ¿A dónde
vas?
- He quedado con David en
la cafetería, ¿vienes?
- Sí… acabaré con esto
luego… mejor con un café para despejarme. – Sonrió y se levantó.
- ¿Problemas con ese
trasto?
- El algoritmo… no
funciona y no sé por qué… es como si el formato de fecha no estuviese bien…
- Pero eso está
predeterminado…
- Sí… por eso no entiendo
qué ocurre…
- David quizá pueda
ayudarte. – Santi sonrió de nuevo ante el comentario de Sofía: David era
licenciado summa cum laude en física, y era una de las personas más inteligentes
del planeta en esos momentos. Parecía tener soluciones para todo y, aunque
Santi y David eran amigos desde que comenzaran las carreras hacía unos años,
ciertas dosis de envidia le recorrían la espina dorsal ante comentarios
inocentes y exentos de toda malicia como aquel.
La cafetería estaba silenciosa a esa última hora de la
tarde… quedaba apenas una hora para cerrar y las clases habían terminado. Sólo
quedaban algunos profesores, personal y los de siempre: los alumnos de
doctorado que se pasaban horas y horas en los departamentos o la biblioteca, en
pos de terminar una tesis a menudo tediosa, larga y sorprendentemente
laboriosa.
David devoraba media hamburguesa sin apartar la vista de
la pantallita de su ordenador, al lado de la bandeja de plástico blanca
manchada de ketchup.
- No sé cómo puedes comer
eso… - dijo Sofía, vegetariana declarada.
- Con la boca… - dijo y
sonrió dejando ver trozos de carne en sus dientes. Tragó y añadió: - es broma.
Sofía se sentó y acto seguido lo hizo Santi, con una bandeja
y dos cafés solos en ella. Sofía y Santi no estaban ni juntos ni separados… se
citaban cuando querían y no se llamaban si no lo deseaban: llevaban así años y,
hasta el momento, les había ido bien.
- Algo no marcha bien con
ese algoritmo, ¿eh? – Dedujo David limpiándose las manos ante el gesto ausente
de Santi.
- No sé… es como si la
fecha del lenguaje no coincidiese con la fecha del ordenador.
- ¿Has comprobado que los
programas predeterminados del sistema operativo sean correctos?
- Es una máquina virtual,
debería estar todo conforme a como eran los ordenadores en la época en que se
utilizaban esos lenguajes.
- Debería…
- Creo que me voy a pasar
toda la noche releyendo los programas determinados del clon… - suspiró
finalmente Santi y dio un sorbito al café caliente.
Jueves,
4 de Abril de 2087.
Facultat
de Ciències Aplicades.
Universitat
de València, España.
Santi se frotó los ojos frente a la pantalla, blanca y
luminiscente, de uno de los ordenadores con los que trabajaba en el
departamento de informática de la facultad. Aquel algoritmo le traía de cabeza…
- Do tatatá… - masculló
entre dientes mientras tecleaba, con la espalda encorvada sobre la maquinaria –
while data equal 2087 April 4th… a ver si cambiando el día por el de hoy
funcionas, cachivache neolítico… - recompiló el algoritmo y ejecutó de nuevo,
esperó los resultados.
Nada.
En la pantalla de al lado, conectada al mismo ordenador
que donde debía estar funcionando aquel programa inútil que sólo servía para
terminar de una vez con la tesis antes de dar a corregir los resultados al
encargado de su doctorado, fue al navegador donde se abrió el interfaz de
manipulación de la máquina virtual con la que estaba trabajando.
- A ver qué pasa… no es
posible que los programas estén mal si son determinados, y si están mal, voy a
tener que hablar seriamente con el que ha metido la pata…
- ¿Qué haces…? – La voz
de Sofía irrumpió en la habitación, llenándola de frescura.
- Creo que el programador
que creó la máquina virtual metió la pata con los programas de fecha y hora… y
hasta que no compruebe que están en orden, no puedo comprobar también que el
algoritmo funciona como debe…
Sofía meneó la cabeza a ambos lados y se sentó en la
silla de al lado de la de Santi: nadie utilizaba esa silla, y algo de polvo se
izó tras que se sentara la futura doctora en arqueología industrial.
- Ahí está el reloj del
sistema. - Dijo en voz alta señalando con su dedo índice la pantalla, negra con
letras y números en naranja y blanco.
- Je… - sonrió Santi, -
voy a averiguar quién ha hecho esto y tener unas palabritas con él…
- O ella. – Anotó Sofía
con cierta dosis de soberbia femenina.
- O ella. Según el
programa estamos en junio de 2089… se ha equivocado por dos años al iniciar la
máquina virtual y por eso el algoritmo no se cree que estemos en abril de 2087…
- ¿Y cómo puedes
solucionarlo…?
- Tendré que reprogramarlo
para que coja el formato correcto, pero para ello necesito el código fuente. –
Se recostó sobre su respaldo y, más calmado, preguntó: - ¿Querías hacer algo…?
- Nada, he quedado con
David en la cafetería y me preguntaba si te tomarías un café con nosotros y
descansabas un poquito…
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